La lista de ex rectores de la Universidad de Sevilla vivos es bastante más reducida que la de ex ministros de Exteriores, por ejemplo. Ocho eran los catedráticos que compartían ese estatus se supone que privilegiado en el que, como mínimo y aunque sea por deferencia, a uno se le agradecen los servicios prestados. Julio Pérez Silva fue rector de la Hispalense en los críticos meses de la reforma de los Estatutos. Ahora ha muerto entre el silencio oficial y el desprecio particular de quienes lo usaron en su momento para desbloquear una situación que se les había ido de las manos. No puede haber más ingratitud: ni una esquela, ni una nota de condolencia, ni un comunicado. Nada, sólo el vacío. Despojado hasta de los pésames.
Cardo Máximo 
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